Situaciones que las obligan a sacar todas sus reservas, apostar todas sus fichas. Situaciones que terminan marcando el sentido de sus vidas.
Sobrevivir a una enfermedad, a un accidente con graves secuelas, tiene esa particularidad.
Reafirma el valor de la vida. Por algo y para algo seguimos vivos
Si bien en un principio todo hace suponer que no va a ser posible encontrar la felicidad, el correr del tiempo, la curación de las heridas, la aceptación de las pérdidas, el aprender a convivir con el sufrimiento y la tristeza, hacen que poco a poco la vida se vaya reencauzando y, se termine viviendo con más intensidad.
La conciencia de la fragilidad hace que lo que era una vida superficial, rutinaria, aceptada sin mayores cuestionamientos, se comience a valorar desde la noción de finitud.
Cada cosa se vuelve importante, cada responsabilidad gratificante, cada alegría reafirma el valor de seguir vivo.
A veces la vida no da tiempo, pero cuando lo da, también está dando la oportunidad de encontrarle un sentido a la vida.
Y eso, créanme, no es poco!!